jueves, 25 de marzo de 2010

RECORDATORIO

Dos cosas muy importantes para recordar:

1.- Este sábado 27 de marzo tenemos oración en Elorrieta a las siete y media de la tarde. Os esperamos a todos y todas. Hay servicio de guardería.

2.- El domingo 28 (domingo de Ramos), no habrá celebración de la familia en Elorrieta a las once y media. Nos uniremos a la eucaristia de las doce y media en San Ignacio.
Habrá alfombra para los y las más pequeñas.

Un fin de semana intenso para acabar la cuaresma y comenzar la Semana Santa.

COMENTARIO DE PAGOLA AL EVANGELIO DEL DOMINGO DE RAMOS


Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Lucas 22,14-23,56


QUÉ HACE DIOS EN UNA CRUZ?


Según el relato evangélico, los que pasaban ante Jesús crucificado sobre la colina del Gólgota se burlaban de él y, riéndose de su impotencia, le decían: «Si eres Hijo de Dios, bájate de la cruz». Jesús no responde a la provocación. Su respuesta es un silencio cargado de misterio. Precisamente porque es Hijo de Dios permanecerá en la cruz hasta su muerte.

Las preguntas son inevitables: ¿Cómo es posible creer en un Dios crucificado por los hombres? ¿Nos damos cuenta de lo que estamos diciendo? ¿Qué hace Dios en una cruz? ¿Cómo puede subsistir una religión fundada en una concepción tan absurda de Dios?

Un “Dios crucificado” constituye una revolución y un escándalo que nos obliga a cuestionar todas las ideas que los humanos nos hacemos de un Dios al que supuestamente conocemos. El Crucificado no tiene el rostro ni los rasgos que las religiones atribuyen al Ser Supremo.

El “Dios crucificado” no es un ser omnipotente y majestuoso, inmutable y feliz, ajeno al sufrimiento de los humanos, sino un Dios impotente y humillado que sufre con nosotros el dolor, la angustia y hasta la misma muerte. Con la Cruz, o termina nuestra fe en Dios, o nos abrimos a una comprensión nueva y sorprendente de un Dios que, encarnado en nuestro sufrimiento, nos ama de manera increíble.

Ante el Crucificado empezamos a intuir que Dios, en su último misterio, es alguien que sufre con nosotros. Nuestra miseria le afecta. Nuestro sufrimiento le salpica. No existe un Dios cuya vida transcurre, por decirlo así, al margen de nuestras penas, lágrimas y desgracias. Él está en todos los Calvarios de nuestro mundo.

Este “Dios crucificado” no permite una fe frívola y egoísta en un Dios omnipotente al servicio de nuestros caprichos y pretensiones. Este Dios nos pone mirando hacia el sufrimiento, el abandono y el desamparo de tantas víctimas de la injusticia y de las desgracias. Con este Dios nos encontramos cuando nos acercamos al sufrimiento de cualquier crucificado.

Los cristianos seguimos dando toda clase de rodeos para no toparnos con el “Dios crucificado”. Hemos aprendido, incluso, a levantar nuestra mirada hacia la Cruz del Señor, desviándola de los crucificados que están ante nuestros ojos. Sin embargo, la manera más auténtica de celebrar la Pasión del Señor es reavivar nuestra compasión. Sin esto, se diluye nuestra fe en el “Dios crucificado” y se abre la puerta a toda clase de manipulaciones. Que nuestro beso al Crucificado nos ponga siempre mirando hacia quienes, cerca o lejos de nosotros, viven sufriendo.

martes, 23 de marzo de 2010

Evangelio del domingo de ramos.


Para este domingo, tenemos un largo evangelio ya que se leerá la pasión de Jesús.

Evangelio según San Lucas 22,14-71.23,1-56.

Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles y les dijo:

"He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión, porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios".

Y tomando una copa, dio gracias y dijo: "Tomen y compártanla entre ustedes. Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios".

Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía".

Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes. La mano del traidor está sobre la mesa, junto a mí.

Porque el Hijo del hombre va por el camino que le ha sido señalado, pero ¡ay de aquel que lo va a entregar!".

Entonces comenzaron a preguntarse unos a otros quién de ellos sería el que iba a hacer eso. Y surgió una discusión sobre quién debía ser considerado como el más grande. Jesús les dijo: "Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre el pueblo se hacen llamar bienhechores. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que es más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor. Porque, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve.

Ustedes son los que han permanecido siempre conmigo en medio de mis pruebas. Por eso yo les confiero la realeza, como mi Padre me la confirió a mí. Y en mi Reino, ustedes comerán y beberán en mi mesa, y se sentarán sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo, pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos". "Señor, le dijo Pedro, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte". Pero Jesús replicó: "Yo te aseguro, Pedro, que hoy, antes que cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces".

Después les dijo: "Cuando los envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalia, ¿les faltó alguna cosa?". "Nada", respondieron. El agregó: "Pero ahora el que tenga una bolsa, que la lleve; el que tenga una alforja, que la lleve también; y el que no tenga espada, que venda su manto para comprar una. Porque les aseguro que debe cumplirse en mí esta palabra de la Escritura: Fue contado entre los malhechores.

Ya llega a su fin todo lo que se refiere a mí". "Señor, le dijeron, aquí hay dos espadas". El les respondió: "Basta".

En seguida Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los Olivos, seguido de sus discípulos. Cuando llegaron, les dijo: "Oren, para no caer en la tentación".

Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba: "Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya". Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba.

En medio de la angustia, él oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que corrían hasta el suelo. Después de orar se levantó, fue hacia donde estaban sus discípulos y los encontró adormecidos por la tristeza.

Jesús les dijo: "¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren para no caer en la tentación".

Todavía estaba hablando, cuando llegó una multitud encabezada por el que se llamaba Judas, uno de los Doce. Este se acercó a Jesús para besarlo. Jesús le dijo: "Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?".

Los que estaban con Jesús, viendo lo que iba a suceder, le preguntaron: "Señor, ¿usamos la espada?". Y uno de ellos hirió con su espada al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. Pero Jesús dijo: "Dejen, ya está". Y tocándole la oreja, lo curó.

Después dijo a los sumos sacerdotes, a los jefes de la guardia del Templo y a los ancianos que habían venido a arrestarlo: "¿Soy acaso un ladrón para que vengan con espadas y palos? Todos los días estaba con ustedes en el Templo y no me arrestaron. Pero esta es la hora de ustedes y el poder de las tinieblas".

Después de arrestarlo, lo condujeron a la casa del Sumo Sacerdote. Pedro lo seguía de lejos.

Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor de él y Pedro se sentó entre ellos.

Una sirvienta que lo vio junto al fuego, lo miró fijamente y dijo: "Este también estaba con él". Pedro lo negó, diciendo: "Mujer, no lo conozco". Poco después, otro lo vio y dijo: "Tú también eres uno de aquellos". Pero Pedro respondió: "No, hombre, no lo soy".

Alrededor de una hora más tarde, otro insistió, diciendo: "No hay duda de que este hombre estaba con él; además, él también es galileo". "Hombre, dijo Pedro, no sé lo que dices". En ese momento, cuando todavía estaba hablando, cantó el gallo.

El Señor, dándose vuelta, miró a Pedro. Este recordó las palabras que el Señor le había dicho: "Hoy, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces". Y saliendo afuera, lloró amargamente.

Los hombres que custodiaban a Jesús lo ultrajaban y lo golpeaban; y tapándole el rostro, le decían: "Profetiza, ¿quién te golpeó?". Y proferían contra él toda clase de insultos. Cuando amaneció, se reunió el Consejo de los ancianos del pueblo, junto con los sumos sacerdotes y los escribas.
Llevaron a Jesús ante el tribunal y le dijeron: "Dinos si eres el Mesías". El les dijo: "Si yo les respondo, ustedes no me creerán, y si los interrogo, no me responderán. Pero en adelante, el Hijo del hombre se sentará a la derecha de Dios todopoderoso".

Todos preguntaron: "¿Entonces eres el Hijo de Dios?". Jesús respondió: "Tienen razón, yo lo soy". Ellos dijeron: "¿Acaso necesitamos otro testimonio? Nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca".

Después se levantó toda la asamblea y lo llevaron ante Pilato. Y comenzaron a acusarlo, diciendo: "Hemos encontrado a este hombre incitando a nuestro pueblo a la rebelión, impidiéndole pagar los impuestos al Emperador y pretendiendo ser el rey Mesías".
Pilato lo interrogó, diciendo: "¿Eres tú el rey de los judíos?". "Tú lo dices", le respondió Jesús. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la multitud: "No encuentro en este hombre ningún motivo de condena". Pero ellos insistían: "Subleva al pueblo con su enseñanza en toda la Judea. Comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí".

Al oír esto, Pilato preguntó si ese hombre era galileo. Y habiéndose asegurado de que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo envió.

En esos días, también Herodes se encontraba en Jerusalén. Herodes se alegró mucho al ver a Jesús. Hacía tiempo que deseaba verlo, por lo que había oído decir de él, y esperaba que hiciera algún prodigio en su presencia. Le hizo muchas preguntas, pero Jesús no le respondió nada.

Entre tanto, los sumos sacerdotes y los escribas estaban allí y lo acusaban con vehemencia. Herodes y sus guardias, después de tratarlo con desprecio y ponerlo en ridículo, lo cubrieron con un magnífico manto y lo enviaron de nuevo a Pilato.

Y ese mismo día, Herodes y Pilato, que estaban enemistados, se hicieron amigos. Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los jefes y al pueblo, y les dijo: "Ustedes me han traído a este hombre, acusándolo de incitar al pueblo a la rebelión. Pero yo lo interrogué delante de ustedes y no encontré ningún motivo de condena en los cargos de que lo acusan; ni tampoco Herodes, ya que él lo ha devuelto a este tribunal.
Como ven, este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte. Después de darle un escarmiento, lo dejaré en libertad". Pero la multitud comenzó a gritar: "¡Qué muera este hombre! ¡Suéltanos a Barrabás!". A Barrabás lo habían encarcelado por una sedición que tuvo lugar en la ciudad y por homicidio.

Pilato volvió a dirigirles la palabra con la intención de poner en libertad a Jesús. Pero ellos seguían gritando: "¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!". Por tercera vez les dijo: "¿Qué mal ha hecho este hombre? No encuentro en él nada que merezca la muerte. Después de darle un escarmiento, lo dejaré en libertad".

Pero ellos insistían a gritos, reclamando que fuera crucificado, y el griterío se hacía cada vez más violento. Al fin, Pilato resolvió acceder al pedido del pueblo. Dejó en libertad al que ellos pedían, al que había sido encarcelado por sedición y homicidio, y a Jesús lo entregó al arbitrio de ellos.

Cuando lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús. Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él.

Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: "¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque se acerca el tiempo en que se dirá: ¡Felices las estériles, felices los senos que no concibieron y los pechos que no amamantaron! Entonces se dirá a las montañas: ¡Caigan sobre nosotros!, y a los cerros: ¡Sepúltennos! Porque si así tratan a la leña verde, ¿qué será de la leña seca?".

Con él llevaban también a otros dos malhechores, para ser ejecutados. Cuando llegaron al lugar llamado "del Cráneo", lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús decía: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".

Después se repartieron sus vestiduras, sorteándolas entre ellos. El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: "Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!". También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: "Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!". Sobre su cabeza había una inscripción: "Este es el rey de los judíos".

Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros". Pero el otro lo increpaba, diciéndole: "¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo". Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino".

El le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso".

Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde.

El velo del Templo se rasgó por el medio. Jesús, con un grito, exclamó: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Y diciendo esto, expiró. Cuando el centurión vio lo que había pasado, alabó a Dios, exclamando: "Realmente este hombre era un justo".

Y la multitud que se había reunido para contemplar el espectáculo, al ver lo sucedido, regresaba golpeándose el pecho. Todos sus amigos y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea permanecían a distancia, contemplando lo sucedido.

Llegó entonces un miembro del Consejo, llamado José, hombre recto y justo, que había disentido con las decisiones y actitudes de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. Fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.

Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro cavado en la roca, donde nadie había sido sepultado. Era el día de la Preparación, y ya comenzaba el sábado. Las mujeres que habían venido de Galilea con Jesús siguieron a José, observaron el sepulcro y vieron cómo había sido sepultado.

Después regresaron y prepararon los bálsamos y perfumes, pero el sábado observaron el descanso que prescribía la Ley.

jueves, 18 de marzo de 2010

comentario de Pagola al Evangelio del 5ª domingo de cuaresma

José Antonio Pagola, reflexión evangelio 21 marzo 2010. 5 Cuaresma
21 de marzo de 2010. 5 de Cuaresma (C). Juan 8, 1-11.

REVOLUCIÓN IGNORADA

Le presentan a Jesús a una mujer sorprendida en adulterio. Todos conocen su destino: será lapidada hasta la muerte según lo establecido por la ley. Nadie habla del adúltero. Como sucede siempre en una sociedad machista, se condena a la mujer y se disculpa al varón. El desafío a Jesús es frontal: «La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras. Tú ¿qué dices?».

Jesús no soporta aquella hipocresía social alimentada por la prepotencia de los varones. Aquella sentencia a muerte no viene de Dios. Con sencillez y audacia admirables, introduce al mismo tiempo verdad, justicia y compasión en el juicio a la adúltera: «el que esté sin pecado, que arroje la primera piedra».

Los acusadores se retiran avergonzados. Ellos saben que son los más responsables de los adulterios que se cometen en aquella sociedad. Entonces Jesús se dirige a la mujer que acaba de escapar de la ejecución y, con ternura y respeto grande, le dice: «Tampoco yo te condeno». Luego, la anima a que su perdón se convierta en punto de partida de una vida nueva: «Anda, y en adelante no peques más».

Así es Jesús. Por fin ha existido sobre la tierra alguien que no se ha dejado condicionar por ninguna ley ni poder opresivo. Alguien libre y magnánimo que nunca odió ni condenó, nunca devolvió mal por mal. En su defensa y su perdón a esta adúltera hay más verdad y justicia que en nuestras reivindicaciones y condenas resentidas.

Los cristianos no hemos sido capaces todavía de extraer todas las consecuencias que encierra la actuación liberadora de Jesús frente a la opresión de la mujer. Desde una Iglesia dirigida e inspirada mayoritariamente por varones, no acertamos a tomar conciencia de todas las injusticias que sigue padeciendo la mujer en todos los ámbitos de la vida. Algún teólogo hablaba hace unos años de "la revolución ignorada" por el cristianismo.
Lo cierto es que, veinte siglos después, en los países de raíces supuestamente cristianas, seguimos viviendo en una sociedad donde con frecuencia la mujer no puede moverse libremente sin temer al varón. La violación, el maltrato y la humillación no son algo imaginario. Al contrario, constituyen una de las violencias más arraigadas y que más sufrimiento genera.

martes, 16 de marzo de 2010

Evangelio del domingo 21 de marzo de 2010. Quinto domingo de cuaresma

Evangelio según San Juan 8,1-11.
Jesús fue al monte de los Olivos.
Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él.
Entonces se sentó y comenzó a enseñarles.
Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?".
Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo. Como insistían, se enderezó y les dijo: "El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra". E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.
Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?". Ella le respondió: "Nadie, Señor". "Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante".

lunes, 15 de marzo de 2010

ORACION SÁBADO 27 DE MARZO


El sábado 27 de marzo (el día antes del domingo de Ramos), tendremos una oración en la Parroquia de Elorrieta.


Será a las siete de la tarde y habrá servicio de guardería (más facilidades no nos pueden dar). Esperemos que en esta ocasión estemos por lo menos tantas personas como en otras ocasiones (a ser posible más), ya que la experiencia es muy buena.


Después de la oración tendremos una pequeña merienda (unas galletitas y un vino). Esperamos que podáis venir.

El próximo domingo NO HAY celebración en Elorrieta a las 11:30


El próximo domingo 21 de marzo, no vamos a tener celebración en Elorrieta a las 11 y media. Al ser el puente de San José, muchas de las familias nos iremos fuera.

De todas formas estemos donde estemos, nos podemos acordar de nuestra comunidad en las celebraciones y Eucaristías a las que acudamos.

CELEBRACIÓN DEL DOMINGO 14 DE MARZO DE 2010



Ayer, cuarto domingo de cuaresma, en la celebración, unimos los sentidos del olfato y del tacto. Así continuabamos con la frase que ha presidido nuestras celebraciones durante toda la cuaresma: " nos relacionamos con Jesús con los cinco sentidos".

Comenzó Jose la celebración haciendo un repaso de los tres domingos anteriores (los sentidos que habíamos trabajado y los evangelios que se habían leído".

Despues del perdón, se contó un cuento:

"Había una vez una mano. Era una mano normal, pero un día el dedo pulgar decidió que estaba harto de ir siempre pegado a los otros dedos, de hacer siempre lo mismo y optó por separarse.

Al principio todo iba muy bien. Era verano y como iba muy separado de los otros dedos, no notaba tanto el sudor, le daba el aire. Estaba feliz.
Sin embargo paso el tiempo, llegó el invierno y con él el frío. El dueño de la mano comenzó a meter las manos en los bolsillos y el dedo pulgar, tan separado iba de los otros dedos, no entraba. Siempre se quedaba fuera y tenía frío, mucho frío.

Un día se dió cuenta de que así no podía seguir y decidió hablar con el resto de la mano y pidiéndoles perdón intentar convencerles para que le dejaran volver. Eso hizo, y el resto de los dedos se juntaron y dijeron: "todos nos podemos equivocar, vamos a permitirle volver. Él también es parte de la mano". Y así fue, volvieron a ser una mano normal y hasta se pudieron poner guantes."

Martin leyó (LLEVÓ LAS GAFAS), el evangelio del hijo pródigo. Tras el Evangelio, la reflexión fue sobre el papel de los dos hermanos en la historía y como somos a veces como uno de ellos o como el otro dependiendo de las circunstancias.

Se repartieron unos papeles y en ellos escribimos aquellos momentos en que actuamos como el hermano envidioso, y tras hacerlos una bola se tiraron a la papelera.

A partir de aqui, se siguió con el Padre nuestro, la paz, la colecta y la comunión.

Los cantos....No me acuerdo de ellos. ¡¡AYUDA!!. (quién se acuerde que escriba un comentario, por favor).

Otro articulo sobre Pagola

ESPIRITUALIDAD O ESPIRITUALIZACIÓN

CARMEN ILABACA HORMÁZABAL,
ccbilabaca@hotmail.com

CHILE.


<http://www.eclesalia.net/> ECLESALIA, 05/03/10.- ¿Tienen la hojita de
Pagola?, así se refería una señora integrante del equipo que estaba
preparando la liturgia dominical... obviamente ella se estaba refiriendo a
la reflexión dominical que el P. Pagola hace del Evangelio.

Esto me lleva a reflexionar: tanta discusión, tantos vistos buenos que se
dan y después se cambia de parecer... es que esto no es así... sino que es
allá... discusiones torpes e ineficientes que no conducen a la paz y a la
evangelización en este Jesús tan querido por muchos y tan manipulado por
muchos, también.

Qué es más evagelizador, decir: te autorizo la publicación de acuerdo al
código equis, párrafo tanto, hoja ene... o, decir: ¡Tienen la hojita de
Pagola!

La comunidad eclesial en la cual participamos junto a mi esposo, entiende la
escritura con los comentarios tan aterrizados “de Pagola”. Yo siento que no
vale la pena discutir la historicidad de una persona, sino el bien que este
ser le hace al ser humano.

Los “jefes católicos”, año tras año, década tras década, siglo tras siglo se
han quedado en la espiritualización de Jesús y no en la espiritualidad de
Jesús; dos cosas muy distintas. Es muy diferente la hinchazón a la
gordura... ¡sí! muy distintos, pero en el concepto visual se ven “como
iguales”.

La espiritualización la vive una mujer en que durante años le ha rezado al
Señor, para que su esposo no la castigue más... cuatro años rezando y ella
cuatro años recibiendo golpes. Recuerdo que un sacerdote le decía a una
mujer golpeada: “haz como dice Pablo: “... tu asistencia al templo
evangelizará a tu marido...”, y la mujer con lágrimas en los ojos,
respondía: sí, eso hago, pero parece que Él no me escucha...” y el cura,
insistía: ¡“siga rezando... siga rezando”!. Espiritualización en la médula
de los huesos... así se ha “enseñado” durante siglos.

Una profunda espiritualidad en Jesús, es decir, vivir en el espíritu de
Jesús, es otra cosa muy distinta. Ante la misma situación, Jesús habría
actuado parecido a como actuó en las afuera del templo junto a los
mercaderes: ¡Ya basta de golpear a la mujer... basta! ¡Y, tú, mujer, deja a
este hombre y sé feliz!

Jesús nos acoge y protege... Jesús nos ama... Jesús no es castigador...
Jesús es el Señor de la Paz... esto nos ha enseñado siempre Jesús y lo hemos
meditado con las reflexiones de Pagola y así la pequeña comunidad se
refuerza en el amor de Dios con la espiritualidad en Jesús. El pueblo de
Dios, olvidado en los grandes salones eclesiásticos, entiende la Palabra y
se deja amar por Dios a través del P. Pagola. ¿Entonces? ¿Alguien entiende
algo...?

Todas las semanas les llevo el Evangelio de Jesús reflexionado por Pagola a
las señoras de la comunidad y el pueblo alaba y se regocija en este Jesús
que nos ama profundamente. Y gracias a quién... “¡a la hojita de
Pagola...!”, decía la señora Rosita.

Ánimo, padre, yo no lo conozco personalmente, pero sí reconozco que usted me
ha enseñado a dejarme regalonear profundamente en Dios, a través de sus
escritos. ¡Qué es mejor la espiritualización en Jesús o la espiritualidad en
Jesús! (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus
artículos, indicando su procedencia).

Cariñosamente, Carmen.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Comentario de Pagola al Evangelio del Hijo Pródigo



El perdon de Dios


Comentario al evangelio · Domingo 4ª semana de cuaresma · 14 de marzo · Por José Antonio Pagola (años anteriores).


Se ha afirmado repetidamente que el hombre moderno está perdiendo la conciencia de pecado. Lo que no se dice es que, al mismo tiempo, está perdiendo también la experiencia de sentirse perdonado por Dios, y quien desconoce el perdón de Dios se ve privado de una fuerza incomparable para reconciliarse con su pasado e iniciar una etapa nueva en su vida.


Son varios los obstáculos que pueden impedir a la persona abrirse al perdón de Dios. Hay quienes no sienten necesidad de perdón alguno pues viven de manera irresponsable o con corazón endurecido. En todo caso, si han cometido algún error o han actuado mal, no necesitan de Dios para resolver sus problemas.


Hay otros que se sienten indignos de ser perdonados: «Es muy grave lo que he hecho; nadie podrá perdonarme» Piensan que su pecado es más poderoso que el amor infinito de Dios. Oprimidos por el peso de la culpa, se cierran a toda esperanza. Hay también quienes no se perdonan a sí mismos. Viven obsesionados por oscuros recuerdos y remordimientos inútiles. Nunca podrán sentirse purificados.


Recibir el perdón de Dios es un acto de fe que se ha de cuidar bien. No consiste en una reflexión intelectual. No se trata tampoco de «sentir» el perdón durante unos momentos para sumergirse de nuevo rápidamente en la vida. Acoger el perdón de Dios requiere tiempo y recogimiento para gustar su misericordia, interiorizar en nosotros su bondad y experimentar agradecidos su acción renovadora.


El perdón de Dios no consiste simplemente en que Dios «olvida» nuestro pecado o «no lo tiene en cuenta». Dios no es como nosotros. Para Dios perdonar es «quitar el pecado», hacerlo desaparecer, devolver la inocencia. El perdón de Dios es perdón total y absoluto, gracia que regenera, nuevo comienzo de todo, seguridad y paz íntima.


Es conmovedor escuchar la experiencia del gran escritor francés F. Mauriac cuando descubrió por fin al Dios del perdón: «Frente al baremo de pecados, frente a las tarifas fijadas con minuciosidad farisaica, resonaban en mí las cinco palabras que, en el Evangelio, bastan para borrar todas las miserias y todas las vergüenzas de una pobre vida: hijo, tus pecados quedan perdonados.»


La inolvidable parábola del «Padre bondadoso» (Lc 15, 11-32) nos describe de modo admirable y conmovedor el perdón de Dios.


No lo olvidemos. Frente a las condenas de los demás, frente al remordimiento y los reproches de nosotros mismos, en Dios siempre encontramos la misma actitud de comprensión y de perdón sin límites.

martes, 9 de marzo de 2010

Evangelio del 14 de marzo de 2010. 4º domingo de cuaresma

Evangelio según San Lucas 15,1-3.11-32.
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo.
Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos".
Jesús les dijo entonces esta parábola: Jesús dijo también: "Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de herencia que me corresponde'. Y el padre les repartió sus bienes.
Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa.
Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos.
El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: '¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros'.
Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
El joven le dijo: 'Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo'. Pero el padre dijo a sus servidores: 'Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado'. Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. El le respondió: 'Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo'.
El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: 'Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!'. Pero el padre le dijo: 'Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado'".

lunes, 8 de marzo de 2010

Nieve en Bilbao


Como sabemos que este blog lo seguis desde muchos sitios que no son Bilbao (recibimos visitas desde Perú, Filipinas, Argentina, Colombia, Venezuela, Ecuador, Estados Unidos, Alemania, Valladolid -esta entrada va por ti, Esti-, etc...), os queremos enseñar como ha amanecido hoy nuestro pequeño bocho.

Os dedicamos una bola de nieve. Besos

Celebración del domingo 7 de marzo de 2010 Tercer domingo de cuaresma

Ayer domingo celebramos el tercer domingo de cuaresma. Fue Eucarístia (de las de verdad, eh Martin) y esta semana era el sentido del gusto del que hablabámos.

José presentó la celebración con una bonita fotografia de un niño comiendose un ¿melocotón? y repasando las celebraciones de las semanas anteriores.

Cantamos "Hola Dios estoy aquí", con una intervención especial de Iker (un niño rubio al que Javi le puso el micro y que se sabia estupendamente la canción) y saludamos a Jesús.

Tras pedir perdón, contamos la historia de un hombre muy mayor que decidió plantar un anacardo (en la foto podéis ver un anacardo)

Toda la gente de su pueblo le decía que estaba cometiendo un error, ya que el anacardo era un árbol que tardaba mucho en crecer y dar frutos y que no iba a llegar nunca a probar los anacardos de su árbol. A él no le importó y les dijo: "Yo también he comido frutos de los árboles que otras personas plantaron".

Al pasar los años, el señor murió y el árbol siguió creciendo. Mucho tiempo despues, vino un invierno muy frío en aquel pueblo, y los árboles de las casas de alrededor se helaron y no dieron fruto, pero el anacardo, fuerte y robusto si lo dio.

Gracias a aquel hombre que decidió tener paciencia y generosidad para plantar, regar y cuidar frutos que no iba a ver, otras personas tuvieron alimento en los malos momentos.

Se leyó el Evangelio y cantamos: "Tú palabra Señor".

Javi nos habló de los frutos que debemos y podemos dar como cristianos y cristianas. Hizó hincapíe en Dios como cuidador de esos árboles que gracias a esos mimos y cuidados, crecen y dan fruto.

Luego se repartieron unos "higos" de papel (muy aparentes, por cierto). Se trataba de escribir en ellos un fruto que quisieramos dar esta semana (silencio interior, oración, comprensión, etc...) y comprometernos a ello pegándolos en el árbol de corcho (el que el año pasado nos prestaron los de Sanfe y que nunca devolvimos -gracias de nuevo, por cierto-). El árbol acabó rebosante de higos.

Luego se siguió con el ritmo normal de la eucaristia.

Al final recordamos algunos de los frutos que van saliendo de esa comunidad (la grande que es la Unidad Pastoral y la pequeña que nos juntamos los domingos en Elorrieta), como son los más de 2000 euros recaudados con las pulseras parroquiales (para las obras de la Parroquia de San Ignacio), o los casi 400 euros para Elisabeth (la muchacha de Tanzania a la que apoyamos en los estudios de secundaria). También se recordó el rastrillo que tendrá lugar en mayo.

Acabamos la celebración cantando Gracias.

domingo, 7 de marzo de 2010

Amistad


A veces la amistad se presenta de maneras muy diversas. En ocasiones es una sonrisa, un abrazo, unas lagrimas compartidas, cenar juntas, etc.... Ayer a mi se me presentó en forma de bolso.

No sé muy bien el motivo, pero cuando las amigas deciden que es así, pues es así. Algunas veces te lo demuestran compartiendo su tiempo contigo, desayunando juntas, otras consiguiendo entradas para espectaculos (que aún no he visto, pero que prometen ser una gozada), otras contandote cosas importantes aún a riesgo de pasarlo ellas mal. Otras te lo demuestran con un bolso morado (muy propio en un día como el de hoy).

Darles las gracias es poco, pero que se le va a hacer: ¡¡¡es lo que tienen las divinas!!

jueves, 4 de marzo de 2010

Articulo sobre la retirada del libro de Pagola


Este es un articulo que publicó el Diario Vasco el día 23 de febrero. ¿Algún comentario que hacer sobre el tema?





La editorial PPC ha pedido a las librerías diocesanas y religiosas de España que devuelvan los ejemplares de la novena edición del libro 'Jesús. Aproximación histórica», del teólogo guipuzcoano José Antonio Pagola, perseguida desde hace casi tres años por los sectores más conservadores de la Iglesia. Se trata de la versión corregida del ex vicario de José María Setién, que contaba con el aval de Juan María Uriarte, lo que supone un nuevo varapalo al obispo emérito de San Sebastián y un aviso para navegantes en la teología progresista.


La última versión de la polémica obra, de la que se han vendido más de 60.000 ejemplares, llegó al mercado el pasado diciembre, una vez que ya se había anunciado, el 21 de noviembre, el nombre del sustituto de monseñor Uriarte al frente de la diócesis guipuzcoana. El libro revisado había permanecido en los almacenes de PPC durante meses tras los ataques recibidos, pero una vez resuelto el relevo de Uriarte, la editorial lo envió a las librerías.


PPC habría recibido fuertes presiones por parte de poderes eclesiásticos oficiales para retirar la obra, que sí se había distribuido en Argentina, y traducida al catalán (Editorial Claret) y euskera (Idatz). Las indicaciones habrían venido de la cúpula episcopal, según la agencia de noticias Infocatólica, para evitar una intervención directa del Vaticano. PPC pertenece al grupo SM, impulsado en los años cuarenta por la familia marianista, con un fuerte liderazgo en España y una potente implantación internacional, sobre todo en Latinoamérica. El grupo ha sido valiente en la publicación de obras que no han gustado al núcleo más conservador del Episcopado español.


Uriarte se convirtió en uno de los más firmes defensores de Pagola, a quien le une una gran amistad, cuando su libro, convertido ya en un auténtico betseller, comenzó a ser cuestionado en algunos círculos eclesiales. El primer ataque serio vino de la mano del obispo de Tarazona, Demetrio Fernández, que acusó a Pagola de «hereje» y «arriano» y de presentar un Jesús «que no es el de la Iglesia». Le siguió un duro dictamen de José Rico García Pavés, director del secretariado de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, que acusó al teólogo vasco de presentar a un Jesús «irreconocible».


El propio Pagola salió al paso de las críticas con un extenso escrito en el que aseguraba sentirse «perseguido» por algunos sectores de la Iglesia que «quieren acallar mi voz y apagarla». En sólo seis meses la obra conoció ocho ediciones y vendió más de 35.000 ejemplares, algo insólito para una publicación religiosa de este tipo.


Uriarte se reunió con Pagola para convencerle de la necesidad de algunos «retoques» en la obra para zanjar el asunto. El autor accedió y presentó un nuevo manuscrito. El texto fue sometido por el entonces obispo de San Sebastián a una comisión cualificada, integrada por dos reconocidos teólogos y un obispo-teólogo, que elaboraron un peritaje. Con tales argumentos, monseñor Uriarte hizo suyo el 'Nihil obstat' (Nada que objetar) y emitió un decreto personal, un 'Imprimatur', con el que bendecía la obra.


De acuerdo con la información de algunas fuentes, el aval de Uriarte no gustó en Roma. Tampoco en Madrid, en la Conferencia Episcopal. Uriarte, posiblemente con información de lo que se cocía en algunos despachos del Episcopado, se adelantó e informó de su 'Nihil obstat' el 18 de junio de 2008. Las presiones para la retirada del libro se producen tras la toma de posesión de José Ignacio Munilla en San Sebastián.

Comentario de Pagola al tercer domingo de cuaresma

¿DÓNDE ESTAMOS NOSOTROS?


Unos desconocidos le comunican a Jesús la noticia de la horrible matanza de unos galileos en el recinto sagrado del templo. El autor ha sido, una vez más, Pilato. Lo que más los horroriza es que la sangre de aquellos hombres se haya mezclado con la sangre de los animales que estaban ofreciendo a Dios.

No sabemos por qué acuden a Jesús. ¿Desean que se solidarice con las víctimas? ¿Quieren que les explique qué horrendo pecado han podido cometer para merecer una muerte tan ignominiosa? Y si no han pecado, ¿por qué Dios ha permitido aquella muerte sacrílega en su propio templo?

Jesús responde recordando otro acontecimiento dramático ocurrido en Jerusalén: la muerte de dieciocho personas aplastadas por la caída de un torreón de la muralla cercana a la piscina de Siloé. Pues bien, de ambos sucesos hace Jesús la misma afirmación: las víctimas no eran más pecadores que los demás. Y termina su intervención con la misma advertencia: «si no os convertís, todos pereceréis».

La respuesta de Jesús hace pensar. Antes que nada, rechaza la creencia tradicional de que las desgracias son un castigo de Dios. Jesús no piensa en un Dios “justiciero” que va castigando a sus hijos e hijas repartiendo aquí o allá enfermedades, accidentes o desgracias, como respuesta a sus pecados.

Después, cambia la perspectiva del planteamiento. No se detiene en elucubraciones teóricas sobre el origen último de las desgracias, hablando de la culpa de las víctimas o de la voluntad de Dios. Vuelve su mirada hacia los presentes y los enfrenta consigo mismos: han de escuchar en estos acontecimientos la llamada de Dios a la conversión y al cambio de vida.

Todavía vivimos estremecidos por el trágico terremoto de Haití. ¿Cómo leer esta tragedia desde la actitud de Jesús? Ciertamente, lo primero no es preguntarnos dónde está Dios, sino dónde estamos nosotros. La pregunta que puede encaminarnos hacia una conversión no es “¿por qué permite Dios esta horrible desgracia?”, sino “¿cómo consentimos nosotros que tantos seres humanos vivan en la miseria, tan indefensos ante la fuerza de la naturaleza?”.

Al Dios crucificado no lo encontraremos pidiéndole cuentas a una divinidad lejana, sino identificándonos con las víctimas. No lo descubriremos protestando de su indiferencia o negando su existencia, sino colaborando de mil formas por mitigar el dolor en Haití y en el mundo entero. Entonces, tal vez, intuiremos entre luces y sombras que Dios está en las víctimas, defendiendo su dignidad eterna, y en los que luchan contra el mal, alentando su combate.

Evangelio del domingo 3º de cuaresma. 7 de marzo de 2010


Evangelio según San Lucas 13,1-9.


En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios.

El les respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera.

¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera".

Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro.

Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'.

Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante.

Si no, la cortarás'".

celebración del domingo 2º de cuaresma


¡¡¡Que vergüenza!!!. A jueves y aún sin contaros la celebración del domingo ( La gran ventaja de que no escribáis comentarios, es que así no os quejais).


En fin, en la línea que hemos marcado para la cuaresma, este domingo pasado celebrábamos el ver. El evangelio era el de la transfiguración.


Comenzamos la celebración tapando los ojos a Paula y otra niña (que me tengo que enterar del nombre) y pidiendo que nos describieran algo de la Iglesia (la segunda niña tenía una memoria fotográfica prodigiosa y descuartizó un poco el signo). Se trataba de que se diesen cuenta de como nos apoyamos en los sentidos y la vista es uno de los más importantes a la hora de conocer la realidad.


A través de diferentes historias como la de hombre que va donde su maestro y le dice que por favor le muestre a Dios. Este le golpea y el hombre se queja diciendo: "me has golpeado y ahora me siento dolorido". El maestro le contesta: "El día en que tú me enseñes el golpe que te he dado, ese día te enseñaré yo a Dios".


A Dios no se le ve, no se le toca. A Dios se le siente.


Tras el Evangelio, Maria de los Angeles e Ismelda se animaron a presentar sus testimonios a la comunidad, y nos contaron experiencias en su vida en las que habían sentido muy cercano a Dios (gracias a las dos, a veces nos cuesta hablar en público y más de cosas que en principio se consideran intimas y hasta privadas. Mil gracias por compartirlas y emocionarnos.)


Tras estos testimonios y las lecturas de las oraciones compartidas, continuamos la celebración con el padre nuestro, la paz y la comunión.


Las canciones las pondré en otra entrada, ya que me gustaría meter las letras de las nuevas.