UN
GESTO POCO RELIGIOSO
José Antonio Pagola
"Había una boda en Galilea". Así comienza este relato en el que se nos dice algo
inesperado y sorprendente. La primera intervención pública de Jesús, el Enviado
de Dios, no tiene nada de religioso. No acontece en un lugar sagrado. Jesús
inaugura su actividad profética "salvando" una fiesta de bodas que
podía haber terminado muy mal.
En aquellas aldeas
pobres de Galilea, la fiesta de las bodas era la más apreciada por todos.
Durante varios días, familiares y amigos acompañaban a los novios comiendo y
bebiendo con ellos, bailando danzas festivas y cantando canciones de amor.
El evangelio de
Juan nos dice que fue en medio de una de estas bodas donde Jesús hizo su
"primer signo", el signo que nos ofrece la clave para entender
toda su actuación y el sentido profundo de su misión salvadora.
El evangelista
Juan no habla de "milagros". A los gestos sorprendentes que realiza
Jesús los llama siempre "signos". No quiere que sus lectores se
queden en lo que puede haber de prodigioso en su actuación. Nos invita a que
descubramos su significado más profundo. Para ello nos ofrece algunas pistas de
carácter simbólico. Veamos solo una.
La madre de Jesús,
atenta a los detalles de la fiesta, se da cuente de que "no les queda vino" y se lo indica a su hijo. Tal
vez los novios, de condición humilde, se han visto desbordados por los
invitados. María está preocupada. La fiesta está en peligro. ¿Cómo puede
terminar una boda sin vino? Ella confía en Jesús.
Entre los campesinos
de Galilea el vino era un símbolo muy conocido de la alegría y del amor. Lo
sabían todos. Si en la vida falta la alegría y falta el amor, ¿en qué puede
terminar la convivencia? María no se equivoca. Jesús interviene para salvar la
fiesta proporcionando vino abundante y de excelente calidad.
Este gesto de
Jesús nos ayuda a captar la orientación de su vida entera y el contenido
fundamental de su proyecto del reino de Dios. Mientras los dirigentes
religiosos y los maestros de la ley se preocupan de la religión, Jesús se
dedica a hacer más humana y llevadera la vida de la gente.
Los evangelios
presentan a Jesús concentrado, no en la religión sino en la vida. No es solo
para personas religiosas y piadosas. Es también para quienes se han quedado
decepcionados por la religión, pero sienten necesidad de vivir de manera más
digna y dichosa. ¿Por qué? Porque Jesús contagia fe en un Dios en el que se
puede confiar y con el que se puede vivir con alegría, y porque atrae hacia una
vida más generosa, movida por un amor solidario.