lunes, 28 de noviembre de 2011

Busco algo más (Nico Montero)

Comentario de Pagola al evangelio del domingo 4 de diciembre. 2º domingo de Adviento


BUENA NOTICIA

José Antonio Pagola



A lo largo de este nuevo año litúrgico los cristianos iremos leyendo los domingos el evangelio de Marcos. Su pequeño escrito arranca con este título: «Comienza la Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios». Estas palabras nos permiten evocar algo de lo que encontraremos en su relato.

Con Jesús «comienza» algo nuevo. Es lo primero que quiere dejar claro Marcos. Todo lo anterior pertenece al pasado. Jesús es el comienzo de algo nuevo e inconfundible. En el relato, Jesús dirá que "el tiempo se ha cumplido". Con él llega la Buena Noticia de Dios.

Esto es lo que están experimentando los primeros cristianos. Quien se encuentra vitalmente con Jesús y penetra un poco en su misterio, sabe que empieza una vida nueva, algo que nunca había experimentado anteriormente.

Lo que encuentran en Jesús es una «Buena Noticia». Algo nuevo y bueno. La palabra «Evangelio» que emplea Marcos es muy frecuente entre los primeros seguidores de Jesús y expresa lo que sienten al encontrarse con él. Una sensación de liberación, alegría, seguridad y desaparición de miedos. En Jesús se encuentran con "la salvación de Dios".

Cuando alguien descubre en Jesús al Dios amigo del ser humano, el Padre de todos los pueblos, el defensor de los últimos, la esperanza de los perdidos, sabe que no encontrará una noticia mejor. Cuando conoce el proyecto de Jesús de trabajar por un mundo más humano, digno y dichoso, sabe que no podrá dedicarse a nada más grande.

Esta Buena Noticia es Jesús mismo, el protagonista del relato que va a escribir Marcos. Por eso, su intención primera no es ofrecernos doctrina sobre Jesús ni aportarnos información biográfica sobre él, sino seducirnos para que nos abramos a la Buena Noticia que sólo podremos encontrar en él.

Marcos le atribuye a Jesús dos títulos: uno típicamente judío, el otro más universal. Sin embargo reserva a los lectores alguna sorpresa. Jesús es el «Mesías» al que los judíos esperaban como liberador de su pueblo. Pero un Mesías muy diferente del líder guerrero que muchos anhelaban para destruir a los romanos. En su relato, Jesús es descrito como enviado por Dios para humanizar la vida y encauzar la historia hacia su salvación. Es la primera sorpresa.

Jesús es «Hijo de Dios», pero no dotado del poder y la gloria que algunos hubieran imaginado. Un Hijo de Dios profundamente humano, tan humano que sólo Dios puede ser así. Sólo cuando termina su vida de servicio a todos, ejecutado en una cruz, un centurión romano confiesa: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios". Es la segunda sorpresa.

Evangelio del domingo 4 de diciembre de 2011

Marcos 1,1-8



Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.

Está escrito en el profeta Isaías: Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino.

Una voz grita en el desierto: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos».

Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán.

Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.

Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.


viernes, 25 de noviembre de 2011

25 DE NOVIEMBRE, DIA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

COMENTARIO DE PAGOLA AL PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO 2011


LA CASA DE JESÚS


José Antonio Pagola


Jesús está en Jerusalén, sentado en el monte de Los Olivos, mirando hacia el Templo y conversando confidencialmente con cuatro discípulos: Pedro, Santiago, Juan y Andrés. Los ve preocupados por saber cuándo llegará el final de los tiempos. A él, por el contrario, le preocupa cómo vivirán sus seguidores cuando ya no le tengan entre ellos.


Por eso, una vez más les descubre su inquietud: «Mirad, vivid despiertos». Después, dejando de lado el lenguaje terrorífico de los visionarios apocalípticos, les cuenta una pequeña parábola que ha pasado casi desapercibida entre los cristianos.


«Un señor se fue de viaje y dejó su casa». Pero, antes de ausentarse, «confió a cada uno de sus criados su tarea». Al despedirse, sólo les insistió en una cosa: «Vigilad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa». Que cuando venga, no os encuentre dormidos.


El relato sugiere que los seguidores de Jesús formarán una familia. La Iglesia será "la casa de Jesús" que sustituirá a "la casa de Israel". En ella todos son  servidores. No hay señores. Todos vivirán esperando al único Señor de la casa: Jesús el Cristo. No lo olvidarán jamás.


En la casa de Jesús nadie ha de permanecer pasivo. Nadie se ha de sentir excluido, sin responsabilidad alguna. Todos son necesarios. Todos tienen alguna misión confiada por él. Todos están llamados a contribuir a la gran tarea de vivir como Jesús al que han conocido siempre dedicado a servir al reino de Dios.


Los años irán pasando. ¿Se mantendrá vivo el espíritu de Jesús entre los suyos? ¿Seguirán recordando su estilo servicial a los más necesitados y desvalidos? ¿Lo seguirán por el camino abierto por él? Su gran preocupación es que su Iglesia se duerma. Por eso, les insiste hasta tres veces: «vivid despiertos". No es una recomendación a los cuatro discípulos que lo están escuchando, sino un mandato a los creyentes de todos los tiempos: «Lo que os digo a vosotros, os lo digo a todos: velad».


El rasgo más generalizado de los cristianos que no han abandonado la Iglesia es seguramente la pasividad. Durante siglos hemos educado a los fieles para la sumisión y la obediencia. En la casa de Jesús sólo una minoría se siente hoy con alguna responsabilidad eclesial.


Ha llegado el momento de reaccionar. No podemos seguir aumentando aún más la distancia entre "los que mandan" y "los que obedecen". Es pecado promover el desafecto, la mutua exclusión o la pasividad. Jesús nos quería ver a todos despiertos, activos, colaborando con lucidez y responsabilidad.






PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO. 27 DE NOVIEMBRE DE 2011

Marcos 13, 33-37



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.

Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.

Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.

Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡velad!

martes, 15 de noviembre de 2011

Comentario de Pagola al evangelio del domingo 20 de noviembre de 2011


LO DECISIVO

José Antonio Pagola



El relato no es propiamente una parábola sino una evocación del juicio final de todos los pueblos. Toda la escena se concentra en un diálogo largo entre el Juez que no es otro que Jesús resucitado y dos grupos de personas: los que han aliviado el sufrimiento de los más necesitados y los que han vivido negándoles su ayuda.

A lo largo de los siglos los cristianos han visto en este diálogo fascinante "la mejor recapitulación del Evangelio", "el elogio absoluto del amor solidario" o "la advertencia más grave a quienes viven refugiados falsamente en la religión". Vamos a señalar las afirmaciones básicas.

Todos los hombres y mujeres sin excepción serán juzgados por el mismo criterio. Lo que da un valor imperecedero a la vida no es la condición social, el talento personal o el éxito logrado a lo largo de los años. Lo decisivo es el amor práctico y solidario a los necesitados de ayuda.

Este amor se traduce en hechos muy concretos. Por ejemplo, «dar de comer», «dar de beber», «acoger al inmigrante», «vestir al desnudo», «visitar al enfermo o encarcelado». Lo decisivo ante Dios no son las acciones religiosas, sino estos gestos humanos de ayuda a los necesitados. Pueden brotar de una persona creyente o del corazón de un agnóstico que piensa en los que sufren.

El grupo de los que han ayudado a los necesitados que han ido encontrando en su camino, no lo han hecho por motivos religiosos. No han pensado en Dios ni en Jesucristo. Sencillamente han buscado aliviar un poco el sufrimiento que hay en el mundo. Ahora, invitados por Jesús, entran en el reino de Dios como "benditos del Padre".

¿Por qué es tan decisivo ayudar a los necesitados y tan condenable negarles la ayuda? Porque, según revela el Juez, lo que se hace o se deja de hacer a ellos, se le está haciendo o dejando de hacer al mismo Dios encarnado en Cristo. Cuando abandonamos a un necesitado, estamos abandonando a Dios. Cuando aliviamos su sufrimiento, lo estamos haciendo con Dios.

Este sorprendente mensaje nos pone a todos mirando a los que sufren. No hay religión verdadera, no hay política progresista, no hay proclamación responsable de los derechos humanos si nos es defendiendo a los más necesitados, aliviando su sufrimiento y restaurando su dignidad.

En cada persona que sufre Jesús sale a nuestro encuentro, nos mira, nos interroga y nos suplica. Nada nos acerca más a él que aprender a mirar detenidamente el rostro de los que sufren con compasión. En ningún lugar podremos reconocer con más verdad el rostro de Jesús.

Evangelio del domingo 20 de noviembre de 2011

Mateo 25, 31-46



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.

Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha: Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.

Entonces los justos le contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?

Y el rey les dirá: Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.

Y entonces dirá a los de su izquierda: Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis.

Entonces también éstos contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?

Y él replicará: Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo.
 Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Se nos ha pasado el cumple del blog




El 25 de octubre el blog hizo ¡¡¡¡2 años!!!!. En su primer cumpleaños las estadisticas nos decían que entraban 14 personas al día de media al blog, ahora en su segundo cumpleaños sabemos que nos visitan una media de 32 personas diariamente....no está nada mal, verdad?.

Tenemos más visitas, más seguidores y seguidoras, algún comentario que otro, pero aún nos falta que la gente de la parroquia, las personas que formamos esa comunidad de Elorrieta mandéis alguna noticia, alguna foto, algún comentario más.

Ayer tuvimos consejo (fotos de abajo) y se decidieron varias cosas, entre ellas el buscar una persona que coordine todas las comunicaciones parroquiales (hoja, blog, web, facebook, carteles, etc...) ¿Quién se ofrece? Zoraida, David, Iñaki y yo seguiríamos haciendo lo que hacemos, pero con una persona que nos apoyase y coordinase.¡¡Animo!!. Sería bueno para la Unidad Pastoral.





lunes, 7 de noviembre de 2011

comentario de Pagola al domingo 13 de noviembre de 2011

MIEDO AL RIESGO


José Antonio Pagola





La parábola de los talentos es muy conocida entre los cristianos. Según el relato, antes de salir de viaje, un señor confía la gestión de sus bienes a tres empleados. A uno le deja cinco talentos, a otro dos y a un tercero un talento: «a cada cual según su capacidad». De todos espera una respuesta digna.


Los dos primeros se ponen «enseguida» a negociar con sus talentos. Se les ve trabajar con decisión, identificados con el proyecto de su señor. No temen correr riesgos. Cuando llega el señor le entregan con orgullo los frutos: han logrado duplicar los talentos recibidos.


La reacción del tercer empleado es extraña. Lo único que se le ocurre es «esconder bajo tierra» el talento recibido para conservarlo seguro. Cuando vuelve su señor, se justifica con estas palabras: «Señor, sabía que eras exigente y siegas donde no siembras... Por eso, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo». El señor lo condena como empleado «negligente».


En realidad, la raíz de su comportamiento es más profunda. Este empleado tiene una imagen falsa del señor. Lo imagina egoísta, injusto y arbitrario. Es exigente y no admite errores. No se puede uno fiar. Lo mejor es defenderse de él.


Esta idea mezquina de su señor lo paraliza. No se atreve a correr riesgo alguno. El miedo lo tiene bloqueado. No es libre para responder de manera creativa a la responsabilidad que se le ha confiado. Lo más seguro es «conservar» el talento. Con eso basta.


Probablemente, los cristianos de las primeras generaciones captaban mejor que nosotros la fuerza interpeladora de la parábola. Jesús ha dejado en nuestras manos el Proyecto del Padre de hacer un mundo más justo y humano. Nos ha dejado en herencia el mandato del amor. Nos ha confiado la gran Noticia de un Dios amigo del ser humano. ¿Cómo estamos respondiendo hoy los seguidores de Jesús?


Cuando no se vive la fe cristiana desde la confianza sino desde el miedo, todo se desvirtúa. La fe se conserva pero no se contagia. La religión se convierte en deber. El evangelio es sustituido por la observancia. La celebración queda dominada por la preocupación ritual.      


Sería un error presentarnos un día ante el Señor con la actitud del tercer empleado: "Aquí tienes lo tuyo. Aquí está tu Evangelio, aquí está el proyecto de tu reino y tu mensaje de amor a los que sufren. Lo hemos conservado fielmente. Lo hemos predicado correctamente. No ha servido mucho para transformar nuestra vida. Tampoco para abrir caminos de justicia a tu reino. Pero aquí lo tienes intacto".


EVANGELIO DEL DOMINGO 13 DE NOVIEMBRE DE 2011

Mateo 25,14-30
 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco.

Su señor le dijo: Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos.

Su señor le dijo: Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor: como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.

Finalmente, se acercó el que había recibido un talento, y dijo: Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo.

El señor le respondió: Eres un empleado negligente y holgazán, ¿con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas: allí será el llanto y el rechinar de dientes.

Ayer

Ayer, una vez mas, nos reunimos en Elorrieta para celebrar juntos un domingo más que queremos seguir a Jesús.

Estaba la iglesia llena, lo que en estos tiempos que corren y con la que caía fuera (supongo que lo sabréis incluso la gente de fuera por verlo en el partido del Athletic-Barca), es toda una hazaña. ¡¡Parece que somos unas cuantas familias las que estamos en este caminar.

Yo no había visto aún los cancioneros nuevos y realmente han quedado muy bien. Sencillos y claros para utilizarlos.Espero que ahora seamos capaces de cuidarlos bien (ayer alguien incluso pidió por ellos en las peticiones).

Os dejo unas fotos para que veais que la iglesia estaba abarrotada y que celebramos los cumples de unas cuantas personas esta semana. ¡¡¡Zorionak!!!





jueves, 3 de noviembre de 2011

comentario de Pagola al domingo 6 de noviembre de 2011


ENCENDER UNA FE GASTADA

José Antonio Pagola



La primera generación cristiana vivió convencida de que Jesús, el Señor resucitado, volvería muy pronto lleno de vida. No fue así. Poco a poco, los seguidores de Jesús se tuvieron que preparar para una larga espera.

No es difícil imaginar las preguntas que se despertaron entre ellos. ¿Cómo mantener vivo el espíritu de los comienzos? ¿Cómo vivir despiertos mientras llega el Señor? ¿Cómo alimentar la fe sin dejar que se apague? Un relato de Jesús sobre lo sucedido en una boda les ayudaba a pensar la respuesta.

Diez jóvenes, amigas de la novia, encienden sus antorchas y se preparan para recibir al esposo. Cuando, al caer el sol, llegue a tomar consigo a la esposa, los acompañarán a ambos en el cortejo que los llevará hasta la casa del esposo donde se celebrará el banquete nupcial.

Hay un detalle que el narrador quiere destacar desde el comienzo. Entre las jóvenes hay cinco «sensatas» y previsoras que toman consigo aceite para impregnar sus antorchas a medida que se vaya consumiendo la llama. Las otras cinco son unas «necias» y descuidadas que se olvidan de tomar aceite con el riesgo de que se les apaguen las antorchas.

Pronto descubrirán su error. El esposo se retrasa y no llega hasta medianoche. Cuando se oye la llamada a recibirlo, las sensatas alimentan con su aceite la llama de sus antorchas y acompañan al esposo hasta entrar con él en la fiesta. Las necias no saben sino lamentarse: «Que se nos apagan las antorchas». Ocupadas en adquirir aceite, llegan al banquete cuando la puerta está cerrada. Demasiado tarde.

Muchos comentaristas tratan de buscar un significado secreto al símbolo del «aceite». ¿Está Jesús hablando del fervor espiritual, del amor, de la gracia bautismal…? Tal vez es más sencillo recordar su gran deseo: «Yo he venido a traer fuego a la tierra, y ¿qué he de querer sino que se encienda?». ¿Hay algo que pueda encender más nuestra fe que el contacto vivo con él?

¿No es una insensatez pretender conservar una fe gastada sin reavivarla con el fuego de Jesús? ¿No es una contradicción creernos cristianos sin conocer su proyecto ni sentirnos atraídos por su estilo de vida?

Necesitamos urgentemente una calidad nueva en nuestra relación con él. Cuidar todo lo que nos ayude a centrar nuestra vida en su persona. No gastar energías en lo que nos distrae o desvía de su Evangelio. Encender cada domingo nuestra fe rumiando sus palabras y comulgando vitalmente con él. Nadie puede transformar nuestras comunidades como Jesús.

Evangelio del domingo 6 de noviembre de 2011


Mateo 25,1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: El Reino de los Cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo.

Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas.

Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.

El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.

A medianoche se oyó una voz: ¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!

Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.

Y las necias dijeron a las sensatas: Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas.

Pero las sensatas contestaron: Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis.

Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta.

Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: Señor, señor, ábrenos.

Pero él respondió: Os lo aseguro: no os conozco.

Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.

DOMINGO 30 DE OCTUBRE DE 2011. RESUMEN

José nos ha mandado un resumen de lo vivido en la celebración del domingo. Está muy contento por lo participativa que estuvo la gente. ¡¡Nos alegramos mucho!!


CELEBRACIONES DE LA FAMILIA

“Venid y lo veréis”



DOMINGO 30 DE OCTUBRE  (Celebración - José)

Materiales: Noticias del periódico, hojas de papel, celo, poema…



1. Bienvenida: desde el comienzo de nuestras celebraciones este curso, Jesús nos ha venido hablando del Reino, hace dos semanas tuvimos en encuentro de la Unidad Pastoral como signo de la unidad de ese Reino, y el domingo pasado celebramos también juntos el Domingo Mundial de las Misiones como signo de solidaridad con nuestros hermanos más necesitados.



2. Canto de entrada: “VENID A LA FIESTA”

Venid a la Fiesta, venid, venid.

Las puertas abiertas, venid, venid.

Venid a la fiesta, venid, venid.

Las mesa dispuesta, venid, venid.



3. Cuento: “EL REY BUENO”

Había un rey sincero y bueno que gobernaba al país con justicia y con bondad. En vez de vivir encerrado en su palacio, solía recorrer los confines de su reino, para observar los problemas y tratar de ayudar a la gente. Si veía que sus súbditos estaban alegres, su corazón saltaba de gozo.

Pero el buen rey se estaba poniendo viejo y tenía que entregar el reinado a uno de sus cuatro hijos. Ellos querían mucho a su padre y el rey los amaba a todos por igual. Por eso, no le era fácil decidir quién sería su heredero. Entonces, se le ocurrió conversar individualmente con cada uno de ellos para detectar cuál tenía las mejores cualidades para ser un buen rey. Los convocó frente a su despacho e hizo pasar primero a Juan, su hijo mayor.

-Me siento ya viejo, hijo mío, y quisiera entregar mi trono a uno de vosotros.

Por ello, quiero preguntarte algo: ¿Qué harías tú si mañana fueras el rey del país?

Juan pensó un buen rato su respuesta y, por fin, le dijo:

-Trataría de que todos los hombres del reino estuvieran bien entrenados y armados para que así fueran capaces de defenderse de cualquier enemigo. La fortaleza de un país radica en sus ejércitos y en la fuerza de sus hombres.

-Muy bien, hijo –dijo el rey-, analizaré tu respuesta.

Al salir Juan, entró el segundo hijo, un muchacho muy inteligente. El rey le dijo:

-José, hijo mío, estoy ya muy viejo y quisiera entregar el reino a uno de vosotros. Pero primero me contestarás una pregunta.

El rey le hizo la misma pregunta que le había hecho antes a Juan y José, después de pensar un rato, respondió:

-Buscaría la forma de que todas las personas del reino se instruyeran.

Abriría muchas escuelas para que todo el mundo pudiera estudiar pues la fuerza de un país radica en la instrucción.

-Muy bien –dijo el rey-, analizaré tu respuesta.

El tercer hijo, Francisco, que era muy religioso, respondió la pregunta de su padre diciendo que levantaría muchas iglesias y fomentaría el culto y la oración, pues la grandeza de un país residía en la firmeza de la religión.

Cuando le tocó el turno al hijo menor, no aparecía por ninguna parte. Al cabo de un buen rato, llegó corriendo y agitado, y el rey le preguntó:

-¿Qué pasó, hijo? ¿Dónde estabas que no acudiste a conversar conmigo cuando te tocaba? ¿Acaso no estás interesado en ser rey?

Pedro, que así se llamaba el hijo menor, respondió conteniendo los jadeos del cansancio:

-Lo que pasó, padre, es que, mientras estaba esperando mi turno, me enteré de que Santiago, el anciano caballerizo, había sido pateado por un caballo y pensé que, en ese momento, lo más importante era correr en su ayuda para ver si podía hacer algo por él.

El rey lo abrazó emocionado y le dijo:

-Ya sé quién será mi sucesor: serás tú, Pedro, porque no sólo sabes lo que la gente necesita para ser feliz, sino que siempre estás dispuesto a hacerlo. Tú sabes servir y eso es lo más importante.

* * *

4. Canto: “Somos ciudadanos de un mundo”



5. Lectura y comentario del Evangelio:

EVANGELIO: Mateo 23,1-12

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo:

- En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros; pero no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencia por la calle y que la gente los llame "maestro". Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro padre, el del cielo. No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro Señor, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.



Nos centramos en la frase: “El primero entre vosotros será vuestro servidor”

Dinámica: (Comparar lo que la sociedad entiende por “primeros” y lo que entiende el Evangelio, los que son los primeros en el Reino, los que sirven):



*Salen cuatro personas con periódicos y cada uno de ellos lee una noticia; todas relacionadas con personas que para nuestra sociedad son los primeros y a diario salen en los medios de comunicación: Leo Messi, Brad Pitt, Angela Merkel, Shakira y Piqué. La noticia con la foto del personaje se pega en un cartel.



*Después se hacen grupos entre los asistentes a la celebración para, entre todos, elaborar las noticias de la “Gaceta del Reino” o “El Diario de nuestra Comunidad cristiana”. Se trata de escribir en una hoja esas pequeñas cosas que hacemos a diario y que podemos considerarlas como un servicio a los demás. Se recoge lo que cada grupo ha escrito y se lee cada una de esas noticias. Se van pegando sobre las primeras noticias del periódico hasta taparlas por completo.

Comentario sobre la invitación que nos hace Jesús a servir, a ayudar a los demás, a estar atentos a las necesidades de los otros… Y compromiso para servir desde las pequeñas cosas de cada día.



6. CANTO: “Manos abiertas”

Lectura de las intenciones



7. Oración del padre nuestro y abrazo de paz.

CANTO: “Pon tu mano”



8. Comunión.

CANTO: “Como el Padre me amó”



9. Lectura de un poema de Gabriela Mistral

Toda la naturaleza es un anhelo de servicio.

Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.

Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;

donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;

donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.

Sé el que apartó la piedra del camino,

el odio de los corazones,

y las dificultades del problema.

Hay alegría de ser sano y de ser justo;

pero hay sobre todo,

la hermosa alegría de servir.

Qué triste sería el mundo

si todo en él estuviera ya hecho,

si no hubiera un rosal que plantar,

una empresa que emprender...

Pero no caigas en el error

de pensar que sólo se hace mérito con los grandes trabajos;

hay pequeños servicios que son buenos servicios:

adornar una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña.

Aquel es el que critica;

ese es el que destruye.

Tú sé el que sirve.

El servir no es tarea de seres inferiores.

Dios, que da el fruto y la luz, sirve.

Pudiera llamarse así: EL QUE SIRVE.

Y tiene ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta cada día:

¿Serviste hoy?

¿A quién?

¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre?



CANTO: “Yo tengo un gozo en el alma”