martes, 22 de octubre de 2013

Comentario de Pagola al Evangelio del 27 de octubre de 2013


 
 
¿QUIÉN SOY YO PARA JUZGAR?

            José Antonio Pagola

  

La parábola del fariseo y el publicano suele despertar en no pocos cristianos un rechazo grande hacia el fariseo que se presenta ante Dios arrogante y seguro de sí mismo, y una simpatía espontánea hacia el publicano que reconoce humildemente su pecado. Paradójicamente, el relato puede despertar en nosotros este sentimiento: “Te doy gracias, Dios mío, porque no soy como este fariseo”.

Para escuchar correctamente el mensaje de la parábola, hemos de tener en cuenta que Jesús no la cuenta para criticar a los sectores fariseos, sino para sacudir la conciencia de “algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás”. Entre estos nos encontramos, ciertamente, no pocos católicos de nuestros días.

La oración del fariseo nos revela su actitud interior: “¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás”. ¿Que clase de oración es esta de creerse mejor que los demás? Hasta un fariseo, fiel cumplidor de la Ley, puede vivir en una actitud pervertida. Este hombre se siente justo ante Dios y, precisamente por eso, se convierte en juez que desprecia y condena a los que no son como él.

El publicano, por el contrario, solo acierta a decir: “¡Oh Dios! Ten compasión de este pecador”. Este hombre reconoce humildemente su pecado. No se puede gloriar de su vida. Se encomienda a la compasión de Dios. No se compara con nadie. No juzga a los demás. Vive en verdad ante sí mismo y ante Dios.

La parábola es una penetrante crítica que desenmascara una actitud religiosa engañosa, que nos permite vivir ante Dios seguros de nuestra inocencia, mientras condenamos desde nuestra supuesta superioridad moral a todo el que no piensa o actúa como nosotros.

Circunstancias históricas y corrientes triunfalistas alejadas del evangelio nos han hecho a los católicos especialmente proclives a esa tentación. Por eso, hemos de leer la parábola cada uno en actitud autocrítica: ¿Por qué nos creemos mejores que los agnósticos? ¿Por qué nos sentimos más cerca de Dios que los no practicantes? ¿Qué hay en el fondo de ciertas oraciones por la conversión de los pecadores? ¿Qué es reparar los pecados de los demás sin vivir convirtiéndonos a Dios?

Recientemente, ante la pregunta de un periodista, el Papa Francisco hizo esta afirmación: “¿Quién soy yo para juzgar a un gay?”. Sus palabras han sorprendido a casi todos. Al parecer, nadie se esperaba una respuesta tan sencilla y evangélica de un Papa católico. Sin embargo, esa es la actitud de quien vive en verdad ante Dios

Evangelio del domingo 27 de octubre de 2013


 

27 de Octubre de 2013

30 Tiempo ordinario (C)

Lucas 18, 9-14


    En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola:

- Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:

«¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo».

El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo:

«¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador».

Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Hola de nuevo

¡¡Que vergüenza!!. Desde mayo sin actualizar el blog. No tengo perdón (aunque nunca lo diré delante de Javi). Bueno, mi consuelo es que dicen que más vale tarde que nunca y aquí estoy dispuesta a contaros un poco de la realidad parroquial de San Ignacio, Elorrieta y Juan XXIII.

Desde primeros de octubre ya está la cosa en marcha, los grupos caminando (también la catequesis y Haziketak), las celebraciones de la familia rodando y todo en su sitio.

El 6 de octubre tuvimos la jornada de inicio de curso de la Unidad Pastoral y comenzamos con una Asamblea en San Ignacio en la que decidimos continuar con las líneas del pasado año, luego una eucaristía y  fuimos a comer al Madre de Dios (donde comimos maravillosamente, como siempre, gracias al grupo de cocineros y cocineras). Acabamos con un festival en el que se bailó, se cantó y sobre todo se rió mucho.

Aquí os dejo alguna foto:






Como veis fue un éxito de asistencia y participación.
 
También hemos tenido ya reunión de consejo en la que han salido recados varios para los grupos, pedid a vuestros y vuestras representantes en el consejo que os cuenten con detalle.
 
El domingo pasado celebramos el Domund (nos invitan en el colegio Madre de Dios a asistir como Unidad Pastoral todos los años) con un día precioso y ahora ya comienza la rutina del curso.
 
El lema de este año es muy bonito:
 
"Construyendo sobre roca"
 
Animo y feliz curso a todos y todas.