viernes, 2 de marzo de 2012

evangelio del domingo 4 de marzo de 2012 2º domingo de cuaresma

Marcos 9, 2-10



En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.

Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:

- Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Estaban asustados, y no sabía lo que decía.

Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube:

- Éste es mi Hijo amado; escuchadlo.

De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:

- No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.

Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».

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