martes, 4 de diciembre de 2012

Alabando

El domingo Señor te vi en las celebraciones. Debería verte siempre, pero aunque sé que estas, a veces no sé donde mirar para encontrarte.

Esta vez conseguí centrarme y mirar las manos de mis sobrinos -pequeñas, aún regordetas- alzadas hacia ti mientras cantabamos y te vi.

Luego vinieron los testimonios. Eran reales como la vida misma y a la vez falsos. Mari José no tiene 60 años y Pili no ronda los 80, pero si hay mujeres solas con dolores, sin animo para levantarse de la cama. Mujeres a las que solo les espera un día para llenar y no un día lleno, hay -aún y con la que está cayendo- inmigrantes que vienen, si llegan, en pateras para no encontrarse aquí con nada esperanzador, y por supuesto hay paro, mucho paro, amenaza de recortes, de ere´s. Mucha gente a la que acompañar y llevar a hombros si hace falta.

Pero también hay gente como Maritxu con ganas de vivir y de comerse el mundo, de creer en ti y de llevarte como bandera, de ser feliz por estar estudiando lo que le gusta y de agradecer por su familia. Hay, seguro que conocemos a muchas mujeres y hombres mayores que van a Caritas, al Banco de Alimentos, a repartir ropa, a compartir y repartir su tiempo y experiencia. Personas que tenemos la suerte de tener trabajo, salud y una familia y unos amigos maravillosos.

En todas las experiencias te vi. En unas costaba más, pero te vi sufriendo, apoyando, llevando a hombros, compartiendo, riendo, llorando.

Gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario