lunes, 1 de febrero de 2010

CELEBRACIÓN DEL DOMINGO 31 DE ENERO


Ayer la celebración fue dirigida al tema de la PAZ.

La dirigió Nieves y nos fue llevando hacia el la paz cercana, la que debemos y podemos construir, la paz que hacemos cada día cada persona.

A través de una historia que se titula los clavos (y que va a continuación), nos fuimos parando a reflexior sobre el daño que hacen nuestras ofensas y sobre las marcas que van dejando a los que dañamos.

Cuento:
LOS CLAVOS

Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos.
Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos.
Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día.

Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastará, y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física.

Cantamos: Yo te alabo Señor.
Luego y tras la reflexión sobre el Evangelio,(tras el cual se cantó Tu palabra, Señor) quedándonos sobre todo con la última frase de como Jesús se dió la vuelta y se marchó - y le dejaron irse-(¿Qué verían en Jesús que un montón de gente que le quería tirar por un barranco, le dejo irse?), se hizo una dinámica en la que cada familia se juntó y decidió si durante la próxima semana quería llevar a cabo un compromiso por la paz. Si decidian hacerlo, tenían que escribir en una tira de papel la palabra paz y con todas ellas (un montón de tiras de diferentes colores), hicimos una guirnalda que dejamos en el altar.

Tras esto se rezó el Padre Nuestro (cantando el padre nuestro gallego)y nos dimos un gran abrazo de paz (cantando mis manos son palomas de la paz)y se recogió la colecta para Haití (toda la colecta del domingo en el barrio era para Haití).
Nos despedimos cantando Adelante.



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