Estos días me acordaba de una experiencia que tuve el pasado año y he pensado...¡¡la voy a compartir!!.
Fue cuando empecé a entrar en el blog de Fer "Odres nuevos" y el nos contaba lo que había hecho y de donde lo había sacado. La historia es larga, pero en resumen es esto: Pegó en la calle un cartel de estos que luego se arrancan tiritas con la frase yo también te quiero, y se sorprendió cuando unas horas después no estaban. Nos animaba a repetir su experiencia y...me anime.
Imprimí el papel que Fer facilitaba en su blog (y que yo también os dejo por si alguien se anima) y lo pegue en el semáforo que hay en la rotonda de San Felícisimo. Esperé a que no pasará nadie (me daba una vergüenza terrible que alguien me viese pegarlo y pensasen que estaba como una cabra) y como si fuese un delito lo colgué a toda prisa y me marché rápido del lugar del crimen.
Al día siguiente mi sorpresa fue absoluta cuando vi que no lo habían arrancado de cuajo, sino que faltaban la mayoría de las tiritas arrancadas con cuidado. Mi imaginación se desbordó y comencé a recrear historias. ¿Qué habrá pensado la persona que arrancó la primera tira? ¿Habrá mirado alrededor para ver si era una broma? ¿qué habrá pensado de la persona que lo había puesto -en este caso de mi-? ¿habrá sonreído?, ¿habrá copiado la idea y la habrá repetido en otro lugar?.
Fue una experiencia un poco subrealista, pero bonita. Creedme que las sensaciones que produce estar dejando un mensaje de animo, de cariño a quién no conoces, a quién puede necesitarlo, tal vez a alguien que si conoces e incluso te cae mal es cuanto menos sorprendente. Os animo a probarlo, al fin y al cabo lo único que perdemos es un trozo de papel.
Besos
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