Celebración del domingo 6 de marzo de 2011

Hola a todos y todas. ¡¡¡Feliz lunes de carnaval!!!

Los y las privilegiadas que hoy están de fiesta....¡¡a disfrutar del día que quienes estamos trabajando nos acordamos mucho de su suerte!!.

Ayer cuando entré en la Iglesia junto a José, Ismelda, Virgi y Maritxu (eran las once y diez y ya estaba todo listo, cancioneros repartidos, bancos colocados), el grupo de música (no voy a decir de guitarras que también está la pandereta, el cuatro y el bongo) estaba ensayando los cantos. Había revuelo de gente que entrabamos, que nos moviamos, hablabamos y sin embargo hubo un momento en el que fue como si sólo estuviese yo en la iglesia escuchando la música y dejandome envolver. Mientras ultimabamos la preparación no podía dejar de recordar ese instante y sonreía. ¡¡¡Que bien me hicistéis sentir, gracias!!!.

Esta vez el encoargado de dirigir la celebración fue José.

El Evangelio nos animaba a vivir de acuerdo con la Palabra de Jesús y a construir así sobre roca y no sobre arena.  Por ello, un cuento muy, muy apropiado era el de los tres cerditos y allí salieron tres valientes (Mari José, Patricia y Luis) dispuestas a contarnos el cuento. Nos hicieron vivir la construcción de las tres casitas con tanta emoción que no pude resistirme a salir a escena en el papel del lobo. Estaba la comunidad conquistada hasta tal punto que me hicieron aullar (por cierto eche de menos que se pidiera a los tres cerditos que gruñesen haciendo oink, oink).

Realmente era un cuento que nos dirigia hacia el Evangelio (Sara de cuatro años le preguntó a su ama cuando empezó a escuchar el Evangelio: "¿otro cuento?").

Luego José nos hizo aterrizar. ¿Qué significa construir sobre arena, sobre roca?. A través de los Evangelios del último mes fuimos viendo las actitudes que nos llevan a edificar de una manera estable y aquellas actitudes que lo único que consiguen es que nos acabemos desmoronando como casas construidas con malos cimientos.

Hubo otro momento que me gustó especialmente de la celebración. Cuando fuimos a repartir las oraciones para leerlas nadie dijo que no. Nadie nos dijo que no había traído gafas, nadie protestó. Al contrario, la gente comienza a extender voluntariamente la mano para leer, para participar de una manera más activa en la celebración que es nuestra, que es de toda la comunidad.

Gracias José por el esfuerzo que hiciste preparando esta celebración con los días de trabajo que has tenido y los malos horarios. Siempre es un esfuerzo que se hace con ilusión, pero en ocasiones cuesta un poquito más y quita alguna que otra hora de sueño. Sólo decirte que mereció la pena.